El proceso que culmina con la formación de la Federación de Sociedades Suizas en la República Argentina en 1935, es el producto de un largo camino iniciado en 1861.
El 17 de marzo de ese año, el Sr. Antonio Demarchi, convoca a una reunión en su despacho del consulado suizo en Buenos Aires, a los pocos compatriotas de su jurisdicción. Su propósito es el de crear conciencia acerca de la situación angustiosa por la que atraviesan algunos suizos residentes en la Argentina y, por consiguiente, de la necesidad de aunar esfuerzos de ayuda mutua.
Esta iniciativa es el puntapié inicial para la creación de organizaciones sociales suizas en varias ciudades del Cono Sur, siendo la primera la Sociedad Filantrópica Suiza de Buenos Aires en el año citado.
Pero no todo se desarrolla sin dificultades. Diversos hechos -entre los que pueden contarse la complicada situación política y económica del país, el lento desenvolvimiento de muchas de las asociaciones, etc.- se conjugan para que el vínculo entre las entidades se diluya casi totalmente, limitándose a intercambios de saludos en ocasión de la Fiesta Nacional, o a contactos particulares entre algunas de ellas.
No obstante, se registran a lo largo de más de setenta años, reiterados y efímeros intentos de unión, que pueden considerarse los antecedentes directos de la Federación, nacida finalmente en 1935.
El Señor Ernesto Troillet es quien preside a lo largo de tres años, las reuniones de la Comisión Pro-Federación. El día 27 de mayo de 1935 se realiza, en la Casa Suiza de Buenos Aires, la Magna Asamblea Constitutiva de la Federación de Sociedades Suizas en la República Argentina, que nuclea a veintidós de las treinta asociaciones existentes en el país en ese momento. Su finalidad principal está resumida en las palabras del mismo Troillet: “La Federación ha de vivir como una vibración constante de nuestros corazones para nuestra querida patria, ha de vivir para la unión, la concordia y la solidaridad de nuestra colectividad y de nuestras sociedades y para el culto de confraternidad que debemos desarrollar con el noble pueblo de la generosa Nación que nos hospeda, nuestra segunda patria, la patria de nuestros hijos”.
De inmediato, se ve la necesidad de contar con un órgano de información acerca de materiales provenientes de Suiza, de la Legación y de las asociaciones participantes. Surge así la revista “Helvetia”, cuyo número 1 se edita en diciembre de 1935. Este Boletín Oficial mensual de la organización, se envía, en sus inicios, de forma gratuita a todos los socios de las veintiséis sociedades federadas.
Luego de varios años de intenso trabajo, sucede en la Federación un período de escasa o nula  actividad, debido a múltiples factores. Es por eso que se hacen propicias para la reflexión, aplicadas a tales circunstancias, las palabras enunciadas por el Señor Ministro de Suiza Dr. Emilio Traversini, en ocasión de la constitución de la Federación, en 1935: “La Federación está constituida. A partir de hoy existe. Pero no es suficiente que haya nacido, se deberá tratar de hacerla vivir. Eso no será la obra de un instante. (…) La Federación no ha sido el resultado de una improvisación. La idea ha germinado con lentitud, aún cuando fue sometida a la acción del generoso sol argentino. Pero ella ha dado una hermosa planta y les pertenecerá a ustedes hacerla florecer. (..) Ustedes tendrán éxito, Señores miembros del Comité, pues recordarán que la Federación es la emanación de sociedades vivas, que continuarán con su vida propia sin ninguna disminución, con total independencia, como lo hacen nuestros cantones”.
Después de una pausa relativamente prolongada, un grupo de representantes de Asociaciones Suizas se reúnen en Resistencia (Chaco), el 12 de octubre de 2002, proponiéndose hacerla revivir y florecer. Con este objetivo cobra nuevo impulso la actualFederación de Asociaciones Suizas de la República Argentina -la que, rescatando el espíritu inicial- se propone continuar y profundizar los vínculos entre sus integrantes, como así también con la representación diplomática, con otras entidades y organizaciones de origen helvético y con el país con el que nos unen hondos lazos afectivos.